Un Virus con Corona


Este cuento va dirigido a todos los niños y niñas que están en sus casas sin entender por qué no pueden salir.

Personajes que cobran vida para explicarles por qué hay un virus.

Una visión mágica de algo que podría ser muy real.

Había se una vez y solo una vez, una niña muy bonita que se llamaba Caperucita Roja.

Su mama le cosió una capa roja y así podía visitar a su abuelita sin pasar frio.

Un día su madre le dijo:

-Caperucita, aunque la abuela está sola no podemos ir a verla.

-¿Por qué, mama?

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-Hay un virus que nos pone enfermos y no podemos salir de casa.

-Pero mama, yo quiero ver a la abuela.

-No Caperucita, ir a verla es muy peligroso para ella y también para ti, quédate en casa.

Pero Caperucita se aburría mucho estando en casa encerrada, echaba de menos los besos y abrazos de su abuela y no entendía muy bien que estaba pasando con aquel virus tan malo.

Así que un día se escapó por la ventana.

-Voy a ver a mi abuelita, le llevare miel y tortitas, no quiero que este tan sola, además nadie se dará cuenta.

Caperucita sin decir ni “mu”, salto por la ventana y salió al bosque desobedeciendo la norma.

Por el camino se entretuvo recogiendo flores y cuando emprendió el camino ¡Chas! apareció el lobo feroz.

-Caperucita, ¿Qué haces aquí tu sola?

-Voy a llevar a la abuelita tortitas y miel, ¡ah! y estas flores que acabo de recoger.

-¿No sabes que no se puede salir?

-Ya, pero es que esta tan sola, solo quiero darle un beso.

-No Caperucita, No. ¿Qué te dijo tu mama?

-Que no podía salir, que hay un virus malo que nos hace estar enfermos.

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-¿Por qué no le has hecho caso?

-Porque no quiero que la abuelita esté sola, quiero darle un abrazo y merendar con ella como antes.

-Caperucita, si vas a verla, la puedes contagiar, se pondrá malita.

-Pero yo solo quería….

-Mira, el virus puede estar en tu caperuza, en la cesta, en los zapatos o en las manos.

-Es verdad lobo, pero es que estoy muy triste encerrada en casa y aburrida, y la hecho mucho de menos.

-Todo esto pasará, ya verás, vuelve a casa, yo avisaré a tu abuela por la ventana, le diré que estas bien y me iré a buscar a ese virus para saber porque ha venido y porque hace que nadie pueda salir de casa.

-Pero lobo, ¿no te la comerás verdad?

-No, en otro cuento puede que sí, pero en este cuento no.

-Muy bien lobo, volveré a casa y esperare noticias tuyas.

-Bien hecho, ah Caperucita.

-¿Qué?

-Lávate bien las manos, la ropa y los zapatos cuando vayas a casa.

Y se despidieron, el lobo corrió a casa de la abuelita, le tiro piedras a la ventana hasta que salió y pregunto:

-¿Qué pasa?, ¿quién me tira piedras?, ¿eres tu caperucita niña traviesa?

-No, soy yo, el lobo feroz, estoy aquí en el árbol, a dos metros de ti.

-¿Por qué no te acercas?, no te veo bien.

-No puedo abuelita, solo vengo a decirte que Caperucita está bien, que te quiere mucho y que muy pronto volverá a visitarte.

-Oh mi linda nietecita, muy bien, aquí la esperare.

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Y así el lobo se fue corriendo a buscar al virus para lograr comprender porque había venido.

Subió montañas, rodeo ríos, bajo pendientes, salto rocas, recorrió caminos y llegó hasta el lugar más alejado del mundo.

Buscó por doquier al virus y cuando creyó que nunca lo iba a encontrar, oyó un canto extraño y lo siguió. Llego hasta una cueva, de allí salía el canto alegre y con cautela entro intentando no hacer mucho ruido, había una luz intensa al fondo y al llegar a la luz vio un enorme sillón de oro con bonita tela roja y en medio de tanto lujo estaba el virus con una gran corona como si fuese un auténtico rey, estaba cantando una divertida canción, el lobo se acercó y le pregunto:

-¿Eres tú el virus que pone enfermo a la gente?

-Sí, soy yo, ¿quién lo pregunta?

-Soy el lobo del cuento de Caperucita Roja.

-Ah, muy bien, y ¿por qué quieres saberlo?

-Me envía Caperucita, echa de menos a su abuela, nadie puede salir de casa por tu culpa, no quieren ponerse enfermos ni poner enfermos a los demás.

 

 

-Ah mi buen amigo lobo de un cuento… estoy aquí por varias razones. Los hombres hace mucho tiempo que están en la tierra, y hace años que han perdido el lazo que les une con la naturaleza, no son agradecidos con ella, la tratan mal, la destruyen poco a poco. Los bosques, los mares, las montañas, el aire, los animales todos me pidieron ayuda para pararlos a todos y poder tener un tiempo para regenerarse.

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También porque los humanos estaban muy perdidos, no sabían jugar con los niños, no tenían tiempo para ellos ni para nadie, vivían con estrés, no hacían las cosas que les gustaban porque solo pensaban en trabajar, unos querían ser muy ricos a costa de hacer a otros pobres.

Casi ya no se daban abrazos, ni se decían que se querían los unos a los otros porque siempre estaba la tele por medio.

Ves, ahora pueden leer, jugar, escribir, cantar, hablarse aunque sea en la distancia y decirse cuanto se quieren.

Los humanos no saben lo que tienen hasta que lo pierden ¿verdad lobo? Si hasta los niños echan de menos el colegio, a sus compañeros a los profes que les enseñaban tantas cosas.

-Ya lo sé virus, soy lobo y lo entiendo, pero es que estas haciendo mucho daño… ¿no pueden aprender de otra manera?

-Pues de eso estuvimos hablando el mundo y yo, pero no encontramos mejor manera.

-Y si te prometo que ellos, todos ellos cambiaran, le diré a Caperucita que les escriba una carta a todos los niños del mundo,  para que les cuenten a sus padres que cuando todo esto pase, cuiden la naturaleza, que no llenen los mares de plástico, que  respeten a los animales, a las plantas, los bosques, que se den abrazos, que  apaguen las teles y jueguen mas con los niños, que se besen y se cuenten cuentos cada noche.

-Muy bien lobo, puedes intentarlo, mira, te hare caso, cuando el ultimo niño de la tierra le haya dicho a sus padres todo esto, yo me marcharé de aquí, debes cumplir tu promesa.

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El lobo salió corriendo a casa de Caperucita, le contó que había cruzado ríos, saltado gigantes piedras, recorrido caminos, había subido y bajado las más altas montañas con su velocidad de lobo de cuento, le contó lo de la cueva, el canto, el trono, el virus y su corona, todo lo que pedía y por eso tenía que darse prisa para escribir a los niños y que cuando todos supiesen porque había venido el virus él se marcharía y todo el mundo podría salir otra vez a la calle.

Así que niños, tened paciencia, Caperucita está escribiendo las cartas para avisar a todo el mundo, y pronto todo esto pasara, entonces tendremos que cumplir con nuestra promesa, cuidar el planeta para que el virus, ese virus con corona no vuelva más.

Esto te lo cuenta el lobo de un cuento.

Fin

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